sentí dentro del pecho pálpitos nada extraños;
latidos como sombras de aquellos que sentía
hace casi dos años, cuando aún te quería.
Pues si ya no te quiero como entonces te amaba,
era tanto el cariño que por ti me llenaba
que no se ha consumido aún completamente
y queda todavía en mis venas latente.
Mi turbación notaste, pues no pude ocultarla;
pero con gran prudencia fingiste no notarla.
Pues, aunque me confiaste que te has arrepentido
de a mi amor de hace tiempo no haber correspondido,
ahora ya amo a otra; y de cualquier manera,
quererte como antaño no creo que pudiera.
¿Qué podemos decirnos de esos pasados días?
No puedo reprocharte porque no me querías;
ni puedes disculparte por lo niña que eras
ni deseo acusarte de que frívola fueras...
Todo ha pasado. Vamos por caminos diversos
y de esos días quedan solamente mis versos.
Yo no sé si al leerlos sientas alguna cosa
--como yo al escribirlos, honda y maravillosa--;
pero sí, por lo menos, una emoción muy leve
sentirás de que alguien te amó como se debe;
y no vas a acordarte de que tú no me amabas
sino de que te quise, aunque no me dejabas.
Y cuando nos veamos de repente en la calle
quizá hasta conversemos de algún viejo detalle.
Y tú harás lo posible por huir de un recuerdo
y yo haré lo posible por decir ,,no me acuerdo''.
Pero de todos modos, ya no valdrá la pena
pensar en el pasado, si de mí tan ajena
seguirás, cual lo has sido cada día, cada hora,
menos hace dos años y mucho más ahora.
Porque ya eres de otro y porque, felizmente,
ya no te amo como antes, tan fervorosamente.
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010
guayaquileño; 1934 - 2010