cuando feliz sonríes, que el de alegre mañana;
un cielo, cuando piensas, más hondo y misterioso
que el imponente y puro que la luna engalana;
un cielo más sombrío que el negro y tenebroso
si la melancolía tu corazón desgana;
un cielo más temible que el denso y tempestuoso
si contra tus anhelos la adversidad se afana.
Y si en el cielo hay ángeles, ¡tú estás tras de tus ojos!
A estrellas y luceros causa envidia y enojos
la luz de tus pupilas; y asegurarte puedo
que si a escoger me dieran entre tus ojos puros
y todo lo que encierra entre invisibles muros
el firmamento entero... ¡con tus ojos me quedo!
Octubre de 1957
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010
guayaquileño; 1934 - 2010