VII (Mensaje de amor)

Luna que fuiste la única testigo
de los largos desvelos
que su sin par belleza me causaba
porque mi pensamiento
estaba solamente junto a ella,
alumbra su aposento
y dile, clara luna, sin demora,
lo mucho que la quiero.

Sol que me iluminaste en las mañanas
cuando con paso lento
vagaba por la gris playa desierta
en busca de un remedio
para el mal que su ausencia me causaba,
rózala con tu fuego
y dile con presteza, sol ardiente
lo mucho que la quiero.

Brisa que recogiste los suspiros
ardientes y sinceros
que de mi pecho innúmeros surgían
porque su rostro bello
mis miradas ansiosas no alegraba,
acaricia su cuerpo
y en un susurro dile, clara brisa,
lo mucho que la quiero.

Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010