Para que bacile el «bache» mi apreciado Dr. Carbache.
Al marido de tu mujer…
¡Al ser vos un gil cachudo
que se graduó de cojudo!;
¡«Por promiscuos» tú y él,
acolitados hermanos
de piernas han llegado a ser!
Y así, como los dientes
al salir suelen doler…
¡Menos… los «cuernos» no pueden ser!;
–Eso a ti no te resiente–
¡Si admites que también
te ayudan a comer!
¡Así, haces doble negocio!:
Tus dientes, al paladar… dan placer;
el «cacho»… al coño de tu mujer.
¡Al punto… por puto, pagas tu precio
de gígolo y cabrón!,
Por inútil en la cama
y mal provedor de fama:
¡Proxeneta garañón
tus congéneres te inflaman!
Guayaquil, 7 de agosto de 2003
Miguel Ortega Calderón
guayaquileño; 1943