En homenaje a los esponsales de mis sobrinos: Pablo y Mary Muñoz
Mary Herrera Ortega:
Te recuerdo… ayer, un bebé;
hoy te casas mi catira,
–a los treinta años mujer–
y… nos parece mentira.
Ten presente, sobrina mía:
seguirás siendo la hija
mimada y protegida;
pero, desde ahora serás
primero… madre y esposa;
y, entonces, atesorarás…
Al unísono, ¡señora!,
el conjunto de afectos:
¡que hace la vida primorosa…
y te acerca a lo perfecto!
¡Te convertirás desde ahora
en la mimosa señora…!
De aquel hombre sensato,
que, de modo generoso;
sereno, sin arrebatos…
¡decidió ser tu esposo!
Pensarás con serenidad;
se acabaron los berrinches,
las jaranas y las fiestas,
¡que la juventud disfrute
haciendo gala y derroche…!
Sin entender de reproches,
aunque el cuerpo reviente
y la moral se resienta!
Pero, hoy, a cambio tendrás:
¡dos brazos amantes y fuertes
en los que, amurallarte podrás…
¡desde ahora hasta la muerte!
En el futuro, sobrina,
sin ser una prima donna…
llevarás la voz cantante
de la amiga y hermana;
de la esposa y amante;
compañera y camarada
del joven que, con amor
te convirtió, en su forma sana…
en matrona de su hogar.
De vuestro entorno soñador
serás la piedra sillar…
sobre la que construirán:
¡el nido de ese amor!
¡Leal dama de tu señor…
e, inspiradora perenne
de todo su accionar!,
¡con devoción… saldrán indemne!
¡Para realizarse a plenitud,
tendrán que… ¡descubrir la miel
que sólo encuentra el amor amor fiel
ejercido con beatitud!
¡Deseo siempre, para ustedes,
augurios de parabién;
y que al altísimo proteja…
–a la flamante pareja–
con la bendición eterna
de vuestros amados padres.
Y fruto de ese amor
nazcan hijos en cascadas…
¡que les alegren la vida
con risueño esplendor!
¡Desde hoy empiezan otra vida,
que sólo les pertenece
a ustedes! La dirección
que le den… en abundancias,
o en el tiempo de estrecheces…
será sin equivocación:
¡acorde a las circunstancias!
Hoy la vida les sonríe;
cincelarán el mañana
con paciencia jobiana:
¡en ustedes, sólo, confíen!
¡Siendo: «prácticos» seguros…
En la guía de sus existencias,
arribarán, en el futuro…
a un puerto de complacencias.
¡Serán premiados con dones
que aliviarán su transitar!
¡Será, el camino con flores…
hasta el fin… podrán soñar!
El equilibrio emocional
y la compatibilidad…
–del amor necesidad.
lo obtendrán puntual…
con estudio y respeto
de vuestra personalidad.
¡Ahora: familiares y amigos…
a disfrutar y brindar,
todos llenos de alegría:
con aplausos y fanfarrias
por el nuevo hogar,
¡y a la nueva familia,
que se acaba de fundar!
Antes que los radiantes novios
haciéndonos una seña artera…
¡con la complicidad general
que el descuido genera
cuando la emoción nos embarga
y en un tris: ¡zas! se nos escapan
hacia el altar del himeneo,
en brazos de Eros y Morfeo
a cumplir con el rito eterno
de la estirpe eternizar!
Durán, 20 de noviembre de 1999
Miguel Ortega Calderón
guayaquileño; 1943