Barrio de las antiguas tradiciones,
de las chozas de paja y los piratas.
Barrio de la nobleza y los blasones,
barrio de las nocturnas serenatas.
Barrio de las mujeres señoriales,
hermosas, elegantes y discretas,
que ayer fueron estrellas y fanales,
y hoy, joyas de purísimas facetas.
Barrio de los muchachos revoltosos
que viven como pato en el agua,
y mañana serán grandes colosos,
en el yate, en el bote, y la piragua.
Barrio querido donde el tiempo pasa
en la paz y el calor de los hogares;
en ti se levantó mi bella casa
que destruyera adversos avatares.
A tu espalda está el cerro Santa Ana,
con sus cortas y estrechas callejuelas,
de ahí bajan corriendo en la mañana
las niñas cuando van a las escuelas
Te han olvidado, barrio de Las Peñas,
a ti no llega el carro del progreso,
como virgen romántica tu sueñas
con el Príncipe Azul y es casto beso.
Tu sueñas de mi Guayas a la orilla,
barrio tranquilo, retirado, austero,
en ti no vive la vulgar pandilla,
en ti vive el artista, el caballero.
En las noches de lunes de desvelas
escuchando las olas rumorosas,
y mirando pasar las blancas velas,
como enormes gaviotas luminosas.
Cuando el progreso avance y te destruya,
yo en ti no estaré, barrio, dormido,
cuando la nueva casa se construya,
mi nombre dormirá bajo el olvido.
Para ti, barrio antiguo, un nuevo día
ha de llegar también, de eso estoy cierto.
te cruzará magnífico una vía,
y malecón tendrás, y un bello puerto.
¡Barrio apacible de las casas viejas
que miran silenciosas hacia el río,
como se va la vida, así te alejas,
y al irte vas llevándote algo mío.
José Ayala González
guayaquileño; 1885-1974