Las cadenas que formastes
para aprisionarme a mí
fueron falsas y se arrancaron;
sólo ingratitudes vi.
Sólo ingratitudes vi,
pero no tuve escarmiento,
porque no he podido nunca
borrarte del pensamiento.
Borrarte del pensamiento
para mí ha sido imposible
porque puse tu retrato
en mi corazón sensible.
En mi corazón sensible
ha nacido la firmeza,
pero soy menospreciado
porque no creen mis promesas.
Porque no creen mis promesas
menosprecian mis amores;
estaré ni el chupaflor
chupando las frescas flores.
Chupando las frescas flores
gustando de sus mielcitas
y ver cual tiene el sabor
del dulce de tu boquita.
Del dulce de tu boquita
que me ha sido empalagoso
con tu falso corazón
mi amor se encuentra quejoso.
Mi amor se encuentra quejoso
después de amarte tan ciego,
la culpa la tienen mis ojo'
de haber encendido el fuego.
De haber encendido el fuego
en una tierra mojada
como el agua se resume,
se vino a quedar en nada.
Se vino a quedar en nada
mis angustias i mis andanzas;
tengo visto uno matita
de la flor de la esperanza.
De la flor de la esperanza
estoy sembrando mi jardín,
para coronar a otra
como un bello serafín.
Pedro Florentino Valdez Alcivar
«El poeta de la montaña»