Argonautas

1988 - Víctor Granados Boza, primer premio

Argonautas

Al pueblo Huaoraní
500 años de resistencia india

«Vernán los tardos años del mundo ciertos tipos, en los cuales el mar occeano afloxerálos atamitos de las cosas y se abriráuna grande tierra y un nuebo marinero con aquel que fue guya de Jasón que obonóbre Tiphis[1] descobrirá nuebo mundo y entonses no será la ysla Tille[2] la postrera de las tierras»
–Versos de Séneca en Medea
traducidos por Cristóbal Colón

1

Acudir en saladas turbulencias
acosados por lagartos
espantando en la ribera animales en celo
que husmean urgentísimos crepúsculos

a horcajadas
sobre frágiles balsas
que los mares acribillan
perseguidos por los náufragos del oro
huyendo del trepidante
piafar de los corceles
del jinete y su rayo
que anida en la barbarie
fugitivos
en horas que duran más de un siglo
resurgiendo en la selva
inconsolable de la iguana
zarpando anclas
destrozando esferas
hurgando celajes de perdidas carabelas
que navegan contra el tiempo
de espléndidos metales
y desvaídas estallan
en la larga noche
que revoca el sosiego

 

2

Acudir apartando espadas
sobre piedras y piedras calcinadas
marcados por el hierro de las fraguas
entre íconos y cascos prisioneros
forzando marchas por espinosos riscos
intentando volar en los alisios
igual que Ícaro con alas
extendidas
sin poder abrir caminos
por donde corra el río

y caer al fin
en la noche denodada
entre rotos dolores del subsuelo
que tocan su flauta funeraria.

 

3

Ah, guarnecida aurora
de erráticos designios
¿volará el precoz suicida
asido a las crines de la historia?

¿cruzará la extensión de los diluvios
desafiando las arcas primigenias?

es la noche
indeleble submarina
es el ascenso y la caída
de los cóndores andinos
ahí donde exhaustos navíos guardan
desvencijados odres de vinos acedados
la inmóvil calavera con su párpado de polvo
la ciega moneda y el botín desapropiado
la estatua entumecida que la ola
tritura y dilapida
el carcamal andrajoso y su bitácora de miedo
el descolorido mosqueto y la enmohecida
ergástula
donde los anélidos pululan
royendo las vértebras vacías
ahí donde se levantó la huesuda mano
hasta el cielo
pidiendo ser llenados
los confines con el oro
donde la eternidad profirió su canto
en el basalto derretido
es el rumor pugnaz
remontando la mitad del mundo

y otra vez
el peso de menguantes lunas
alternando los días y las noches
apaciguando los círculos opacos
aplastando el ojo implacable de medusas
que escudriñan en el légamo
interminable de los puertos.

 

4

A tientas
en la abandonada ciudad
frágil redoma
donde el aluvión embiste
las argamasa seca de polvorientas poblaciones
y queda la volcada estrella
en el paisaje yermo de solitaria estría
parpadeando en el tótem
de dorada escama

inexorable
señalando el rastro del frío y las tinieblas.
Acorralados
buscando postreras provisiones
en ciénagas profundas que se avivan
donde las muchedumbres emergen
de oscuras catedrales
buscando consternadas
escuálidas almejas
y fervorosas se abrazan
y reconocen sus rostros
la inefable huella
y beben de sus lágrimas el aguardiente informe
aliviando de sus hombros
la presión del universo

ay, resurrección alzando el ala
de pesada geología.

 

5

Qué grieta empuja
al trópico de cáncer
dislocando la línea ecuatorial en su caída

Qué ojos inescrutables de Anacondas
avizoran los navíos en la tempestad de la Canela

Tierra

Tierra
colmada de vellocinos que el mismo pueblo ignora
parajes para engordar los gérmenes de siglos
del sicofante descubridor de los tesoreros

Tierra
Tierra
mutilada en el albur de los conjuros
refugio de codiciosos navegantes
que repartieron a dentelladas
la ilusión del mar junto a las playas
y de un golpe desplegaron sus velas
en la geografía ancha y de oro

Llegará a la sierra
la ola de libertaria furia
a lavarnos de tal modo
que surgirá la voz terrestre en sus racimos
desde las hondas cavidades de la piedra
y el relámpago de abiertas cicatrices
morderá la soledad de los maíces

el río sonará en espesas sementeras
se aclararán las minas
y limpiarán sus cuerpos los mitayos
correrán aguas claras y perennes
y todo el territorio
será devuelto a sus dueños

llegará abrirse la selva inabarcable
y en el lugar previsto del estambre
se hinchará prolífica la TIERRA
Es la negra
soledad del plenilunio
milagro ante la mirada sanguinolenta
del incauto
Labia proverbial de mercaderes
rondando las pirámides asediadas
de los reinos

Es la palabra dicha sin retorno
inclinando las agujas magnéticas
mientras aves migratorias
nos indican la proximidad de la ribera

¿Cambiarán los vientos
sobre el mar de algas?
¿Se romperán las aguas
contra las aristas de los farallones
al tercer día?

ay, perpetuidad
empozándose en los términos del mundo.

No habrá día en que aúlle una metralla

y caerá el latido en brazos de su madre
y desde la prodigiosa noche
vedada
sin orilla
se levantarán los pueblos anhelantes
a recibir la aurora en Sus pacíficos destellos

¡y ahí estaremos!

tragando la dura aspereza de las sales
llenando la impaciencia de piélagos de espera
donde la firme voluntad nutre el vértigo de
VIDA.


f. cólquída

Victor Granados Boza
guayaquileño; 1952 -