Para Saidél Brito, fraternalmente
El perro que Isidro Vargas Habauc
amarró y «dizque»: ¡de hambre y sed mató! ¿…?
Sólo fue un truco al que él recurrió
¡reclamando humanidad, a plenitud!
De la prensa amarillista, sin virtud,
sus multimedias a fondo utilizó…
¡al ser ético y moral horrorizó!
¡El suscitador disfruta esa acritud!
La doble moral del hombre evidenció:
¡solidaridad perruna motivó
la supuesta muerte por inanición
del can que el mismo Vargas libertó!
¡Mientras ahora el genocidio permanente
al homo-sapiens: ¡lo ha vuelto indiferente!
Miguel Ortega Calderón
guayaquileño; 1943