A una tórtorla

(que lloraba la ausencia de su amante)

¿Por qué, tórtola, en cítara doliente 
haces que el aire gima con tu canto?
Si alivios buscas en ajeno llanto,
mi dolor te lo ofrece; aquí detente.


Al verte sola, de tu amante ausente, 
publicas triste en ayes tu quebranto; 
yo también ¡ay dolor! suspiro tanto 
por no poder gozar mi bien presente.

Pero cese ya, oh tórtola, el gemido,
que aunque es inmenso tu infeliz desvelo, 

mayor sin duda mi tormento ha sido:

Pues tú perdiste un terrenal consuelo 
en tu consorte, pero yo he perdido 
en mi adorado bien la luz del cielo. 

Juan Bautista Aguirre, S.J.
dauleño; 1725-1786