Al terminar el día

Últimamente todas las tardes muero
cuando lenta llega la hora vespertina
me invade un pavor cuando termina el día
como que nunca amanecerá de nuevo.

¿Será que hay que entrenar para la muerte
en curso febril y divino que Dios dicta
cuando gota a gota se vacía la vida
y la melancolia te deja inerte?

O será que en varias etapas uno muere,
cada vez en que te asfixian las angustias
y en catarata mortal se precipitan.

Como vorágine de penas que envejecen
que hace de tus ilusiones flores mustias
y de tu alma heraldos que estigmatizan.

José Villacreces Vinueza
riobambeño; 1940-