Los días cuando viven del pasado
es que no encuentran la mejor salida.
Los míos ya iniciaron la partida
y me siguen cantando en el costado.
Fueron puntuales con el ser amado
y con aquellos que me dieron vida,
con las venas de sangre compartida
y con las piedras del camino andado.
Ya renuncian a todas las pasiones
y en su tránsito gris, las ilusiones
van muriendo de sed, una tras una.
Y mientras tanto el corazón avanza
bebiendo lo que queda de esperanza
en un erial que quiso ser laguna.
Gonzalo Espinel Cedeño
guayaquileño; 1937-2019