Ver al recuerdo descorrer su manto
en la mirada que navega ausente.
Saber que el fuego se apagó en la mente
y comprender que hemos vívido tanto.
Saber que se olvidaron en un canto
las ilusiones con su voz ardiente
y que la senda que marcó el presente,
es igual retroceso que adelanto.
Saber que el tiempo todo lo despoja
y en soledad el Cosmos nos arroja
en el azar de un torbellino oscuro.
Saber que la batalla no descansa
y que nada nos dice la esperanza
cuando se siente que ya no hay futuro.
Gonzalo Espinel Cedeño
guayaquileño; 1937-2019