El día que ya no ames
ni rías, sueñes, ni sientas,
serás un rostro sin huellas,
sin arrugas que te marquen
al rayarte los sentidos;
ni la inspiración te llega
que es privilegio divino
y que en instantes fugaces
hay que atraparla antes
que se esfume al paraíso.
José Villacreces Vinueza
riobambeño; 1940-