Mar

Bestia divina. Mi perfil herido
que a zarpazo en tu orilla se desata,
con su lengua salobre te rescata
de cadenas de espuma y de bramido.

Suelto mis barcos de papel y mido
tus exactos dominios de pirata,
a ver si el corazón se me dilata
o en tu testa lo dejas embestido.

Ah, dame tu demencia de lirismo,
oculta con tu voz en el abismo
rosado y musical de un caracol.

Y en tus horas de lánguidos cristales,
apágame en tu lecho de corales
y enciéndeme en la puesta de tu Sol.

Gonzalo Espinel Cedeño
guayaquileño; 1937-2019