Hermano mayor del mes de Mayo
abiertas están mis puertas
las que nunca se abrieron
para que dejes durante treinta días
la Historia de otros años
y tu presencia como un niño blanco.
Llegas aún entre la lluvia
traes al son en tus columnas
derrámalo en el campo
y entrégame un domingo de ternura
No te llenes de ceniza
ni contemples las ruinas de un pasado
tú y yo podemos ser ancianos
y sin embargo eres nuevo en el verano
y yo con una luna redonda entre mis ojos.
Junio
hay un río que corre en tus laderas
y es mi sed, mi fuerza, mi cerebro
mi relámpago.
Vicente Espinales
portovejense; 1940