Es, Tito Cerda Llona, un caballero
de antiguo cuño. Camina hoy, por el
mundo?… Diría yo, que levita él,
como nooó queriendo hacer callejeros
ruidos; cual incógnito pasajero…
de este «planeta azul» de oropel,
donde la angustia por el vil papel:
¡al hombre común vuelve rastrero!
Silencioso, cuasi aéreo… Su estampa
es hechicera; ¡nos subyuga el Maestro!
¡Cuanto canta o declama, nos atrapa
con su voz de ungidos leal registros!
la oscuridad, es su presencia, escapa
¡es luz de bondad, cual infinito astro!
Miguel Ortega Calderón
guayaquileño; 1943