Confesión

Estos ojos que me pierden
¡tú me los diste, Señor!
¡Ojos de carne y de mundo!
La carne es polvo y color…
Y es inocencia y pecado,
sabiduría y error…
Pero los ojos me arrastran…
Se desordena el amor…
¡Y doy a la criatura
lo que debo al Creador

Recorre sendas prohibidas
el deseo inquisidor

Queda el bíblico manzano
sin una fruta, Señor…!

Y cuando cierro los ojos,
¡acabo en «yo pecador…»!

José María Egas
mantense; 1896-1982