Soneto

Por hacerte dichosa me desvelo;
que no se truequen en angustia impía
de tu pecho la paz y la alegría
tales mis votos son, tal es mi anhelo

Por ti, mi único amor y mi consuelo,
sacrificara la existencia mía;
si pudiera, la noche en claro día
Por ti cambiara y este mundo en cielo

La corona nupcial tan sólo aspiro
que me dejes poner sobre tus sienes:
¡dame el ansiado sí, por él deliro;

Sabes que cifro en él todos mis bienes…
Así le dije yo dando un suspiro,
Y ella me contestó: –¿Qué renta tienes?

José Trajano Mera
ambateño; 1862-1919