Soneto

A Lil Ramírez

Pálida arrastra su dulzura única.
Mas, cuando sube al escenario y danza,
todo el camino de la luz no alcanza
para bordar el viaje de su túnica.

¡Ese viaje dramático, fluyente!
¡Esa lágrima es ascuas, desprendida
de los párpados hondos de la Vida,
rodando al suelo, delicadamente!

Ática niña gris. Sílfide roja.
Ensimismada música que arroja
un arpegio sensual, lírico y tierno.

Todo el sueño del Arte se deslíe
en la luz de su sombra que sonríe
o que solloza en el ballet eterno.

Ileana Espinel Cedeño
guayaquileña; 1931-2001